El absoluto es como un espejo sin bordes roto en ilimitados pedazos. Nuestra rotunda limitación perturba la mirada en ese espejo, pero sí somos capaces de ver y vernos en el reflejo de algunos de esos trozos. Cualquier cosa que cruce nuestro pensamiento, por trivial que nos parezca, es un trozo de espejo que nos remite siempre al infinito aunque no tengamos consciencia de ello.


PODCAST